THOMAS RHYS
- Camila Alejandra Sarmiento Espinel
- 14 ago
- 6 Min. de lectura
Y como si la historia se repitiera, un jovencito Thomas de nuevo estaba perdiendo el control. Los momentos en solitario estaban prohibidos, por lo que casi nunca estaba en su casa a menos que fuese para dormir. Y a veces ni eso.
Hoy, de nuevo, despertaba en una casa que no conocía rodeado de los vestigios de la fiesta que no recordaba. El sol entró por la ventana y despertó una resaca que parecía llevar semanas persiguiéndolo. Se despertó en un sofá mugriento, cosa que casi le hizo ir a vomitar, pero era algo impensanble para su ego.
Se levantó despacio, tratando de ignorar las voces de ultratumba que todo el tiempo le perseguían. Arrastrando lo que quedaba de su cuerpo, llegó a la cocina y se sirvió un vaso de agua, tomando lentamente hasta que sus ojos lograron fijarse en el entorno y sus detalles.
Miró fijamente aquella mesa llena de peste, basura, botellas, y bolsitas pequeñas. Sonrió un poco ante aquella imagen, para luego evaluar la casa entera intentando reconocer algún sonido que denotara algún rastro de vida en esa casa. Pero no tenía tiempo que perder, los sentimientos y recuerdos golpeaban la puerta y no podía darse el lujo de dar más ventaja. Suspiró y dejó el vaso casi al tiempo que corría hacia la mesa, inspeccionando cada bolsita en búsqueda de su contenido.
ᅳ¿tan temprano buscando nieve, Tom? ᅳse escuchó desde la parte superior de la escalera, mientras un joven apuesto bajaba lentamente en jeans y sin camisa.
Tom levantó la mirada rápidamente cuando al fin una de las bolsitas aún contenía algo. Esperó hasta que de aquel pecho blanco y fornido se asomaban un par de ojos azules y cabello oscuro. Frunció el ceño levantándose lentamente del suelo, para darse cuenta que tampoco tenía camisa ni pantalones. Intentó cubrirse, pero el otro sólo rió suavemente hasta llegar a la mesita y levantar una botella a medio tomar.
ᅳNada que no haya visto antes, relájate. ᅳRespondió restándole importancia, pero aun así le miró de arriba a abajo con una sonrisa pícara.
Pero Thomas no tenía tiempo para aquellas coquetas insinuaciones. Podría reconocer ese estilo bohemio y esa sonrisa coqueta donde fuera. Miró aquellos penetrantes ojos azules aún sin poder creer lo que veía.
Después de unos segundos donde todos los muertos que lo seguían debatían entre ellos como si pudiesen meterse en sus recuerdos y opinar, al fin salió del shock en el que estaba.
ᅳ¿Nick? ᅳpreguntó con un hilo de voz, para acercarse hacia los jeans tirados en el piso, sin importar si eran suyos o no.
ᅳ¿Esperabas a alguien más? ᅳrespondió burlón mientras guiñaba un ojo hacia él y luego pasaba justo a su lado rumbo a la cocina. Thomas se giró lentamente sobre sus pies hasta volver la vista a su compañero, que cocinaba tranquilamente algo para desayunar.
ᅳ¿Cómo...? ᅳPero se había quedado sin palabras, volvía a ser el adolescente tartamudo que tantos problemas le causó en la escuela.
ᅳNo pasó nada, tonto. Creo que estabas con la rubia de tetas grandes pero no sé a qué hora se habrá ido.
Se encogió de hombros revolviendo el café, pero Thomas parecía no escuchar. Se acercó a él y le tocó el hombro con suavidad.
ᅳOye, oye... Deje de ser marica hace unos años... ᅳbromeó tomando la mano de Thomas y poniéndola en el mesón.
ᅳ¿eres real?
ᅳTú dime, ¿te parezco real?
Thomas asintió un par de veces, para suspirar un par de veces y dejar la bolsita en el mesón. La miró fijamente golpeando varias veces el mesón con los dedos.
ᅳOtra vez pierdes el control.
ᅳNo, no lo hago. Sólo quiero divertirme. ᅳrespondió inmediatamente al escuchar sus palabras. Pero en el fondo sabía que no era cierto. Se recostó en el hombro ajeno, mientras Nick preparaba las tostadas del desayuno.
ᅳTom... Jugar Monopoly con tus amigos es divertido, ir a un parque de diversiones es divertido. Incluso visitar la playa y nadar en el mar es divertido... Pero esto... ᅳCon la pala de untar mantequilla, el chico señaló la bolsita que descansaba en el mesón. ᅳy eso... ᅳAgregó señalando el sofá donde había despertado hace unos minutos. ᅳEso no es divertirse, Thomas. Eso es huir.
Tom rodó los ojos ante sus palabras, para separarse completamente de él y empezar a buscar su ropa.
ᅳThomas...
ᅳNo eres real.
ᅳThomas...
ᅳYa sé qué es esto. Es otro de sus sucios trucos para traer todo de vuelta y... Y... Y no estoy interesado, ¿sabes? No me interesa, no quiero toda esa mierda de vuelta. Ahora soy joven, me veo increíble y tengo poder y dinero para divertirme...ᅳ y ante la mirada ajena, Tom carraspeó un poco y asintió ᅳ Para huir.
ᅳ¿En serio, Thomas? Recuérdame cómo salió eso la última vez...
ᅳNo es el punto, Nick...
ᅳEs completamente el punto, Thomas.
Y un estallido en llamas hizo que ambos guardaran silencio, Thomas había incendiado la mesa. Nick suspiró y se acercó a Thomas lentamente hasta quedar frente a frente.
ᅳTom, te lo digo porque te quiero... Y porque es lo que debimos hacer la primera vez.
Y con aquellas palabras, aquellos recuerdos sepultados volvieron al chico. Veía su apartamento, el regalo de su padre por su graduación, en aquel piso 12. Podía ver los rayos del sol entrando por las ventanas, podía sentir el mareo apoderándose de cada segundo mientras Nick corría por las escaleras al verle.
"ᅳ¡Te lo advertí, maldito! ¡te lo advertí! ᅳgritaba hasta llegar hacia él, pero apenas y podía distinguir el azul de sus ojos. Corrió hacia el teléfono, pero Tom ya no pudo verlo desde donde estaba. Levantó un poco la cabeza y un sabor metálico le invadió la boca, por lo que llevó su mano hacia su labio superior. Allí se encontró con una mancha roja en sus dedos. Respiró profundo intentando enfocar la mirada, pero no le era posible al ser invadido por este sabor. Sus dos manos taparon su labio superior, hasta al fin darse cuenta que la sangre venía de su nariz.
ᅳ¡Está consciente! ¡Está consciente pero no sé por cuánto más!
Tom podía oir los gritos tras suyo, pero sus oídos empezaron a pitar haciéndole doler la cabeza con fuerza.
ᅳNick... ᅳ susurró estirando las manos hacia él, pero su boca se llenó de una espuma blanca que no le permitía seguir hablando. Al segundo siguiente, su garganta se cerró y cayó de espaldas mirando el techo mugriento.
ᅳ¡Puta vida, Thomas! ¡Ni se te ocurra morirte, hijo de puta!
Escuchó al fondo de la habitación, pero él sólo veía las manchas amarillas en su techo que parecían hacer curiosas figuras danzarinas. Sonrió ante ello, para al fin guiar sus ojos hacia el azul profundo de los ojos de Nicholas. Le pegaba una y otra vez en la mejilla, pero no parecía sentir el dolor en su piel. Respiró una vez más. Esperaba que eso fuera todo..."
ᅳ¿La primera vez? ᅳpreguntó como si aquella imagen no hubiese vuelto repentinamente, para mirarle con una calma más allá de falsa.
ᅳYa déjate de estupideces, Thomas. Ya es hora de que te pongas los pantalones y seas responsable de tus actos.
Tom le miró con una sonrisa, para negar lentamente mientras su mano hacía volar la bolsita hasta él.
ᅳThomas... ᅳ Le advirtió Nick negando. Tom sonrió y abrió la bolsita, para dejar caer un poco del polvo en el dorso su mano y aspirarlo por la nariz. Llevó su mano rápidamente a su fosa nasal, pues un intenso dolor le dominó la mitad del rostro.
Suspiró parpadeando varias veces, dejándose caer hasta chocar con una de las sillas. La voz de Nick se desvaneció hasta que el ambiente quedó en silencio y calma. Por fin.
ᅳ¿Tom? ᅳEscuchó al fondo de su mente, para girarse lentamente a buscar de dónde provenía.
ᅳ¡Tienes que parar, Tom! ᅳVolvió a escuchar desde el otro lado, girándose de un salto.
Y así se fue llenando de voces, hasta volver a la escena que estaba intentando evitar.
ᅳTienes que parar... Tom, por favor. ᅳsusurraba con suavidad su tía Pam mientras le tomaba de la mano. ᅳEres mi sobrino, no quiero perderte... Ya perdimos demasiado, Thomy, por favor...
Quería responderle, tomar su mano y negar abrazándola hasta fundirse. Su cuerpo no respondía, apenas podía verla.
ᅳ¿Tom? ¿Me escuchas? ᅳasintió, pero el dolor de cabeza lo dominó sin piedad.
ᅳNo... fue... intencional... ᅳle susurró en respuesta, mientras ella tomaba su mano con fuerza y negaba una y otra vez.
ᅳLo sé, cariño. Lo sé... Has pasado por tanto que... Lo siento mucho, daría lo que fuera por librarte de tanto... Y ahora no te estoy ayudando, no estoy... Me necesitas y no he estado para ti...
Y en ese momento quiso salirse de aquel cuerpo que no podía moverse ni reaccionar. Quería abrazarle y decirle que no era su culpa, que ella estaba dando tanto como podía y era él el cabrón egoísta.
Pero nada de eso fue posible, pues un jalón en su ropa lo atrajo a la realidad. Erlik estaba en pánico tratando de que su brujo volviera a la realidad, donde vió cómo el fuego escapaba de sus manos y cubría el lugar. Se intentó parar sosteniéndose de la mesa, que se deshizo apenas la tocó le hizo caer hacia el frente.
"ᅳ¡Ya detente, por todos los malditos dioses, Thomas!ᅳ" gritó el monito mientras todo caía a su alrededor, cediendo al fuego que él había creado. Cerró los ojos con fuerza y puso sus manos en puño, rogando que el fuego se apagara. Pero ya era tarde, el lugar estaba ya en cenizas y puedo ver algo que lo horrorizó hasta la médula.
Eran cuerpos. Cuerpos carbonizados rodeándole.
Comentarios