JACOB BLACKWATER
- Camila Alejandra Sarmiento Espinel
- 14 ago
- 14 Min. de lectura
La gente siempre decía que con el tiempo ya no sería tan difícil. Pero nadie parecía querer hacer énfasis en cuánto tiempo exactamente tenía que esperar sintiéndose el ser más miserable.
Nuevamente volvía a aquel lugar que ya se sentía más su hogar que su propia casa. Se sentó frente a lo que ahora quedaba de su familia, cambiando las rosas marchitas por unas frescas y abiertas. Miró el par de nombres en el mármol y sonrió un poco ante los recuerdos. Algo que no cuentan en los grupos de apoyo es que hay otra fase del duelo de la que nadie habla: el vacío. Después del intenso dolor y la lucha constante contra el destino, el alma parece rendirse ante un vacío interminable que se instala en el pecho y se hace presente en cada inhalación.
—Señor BlackWater, que bueno poder saludarle de nuevo. —comentó el sepulturero mientras se mantenía en sus labores de mantener aquel lugar impecable. Jacob le saludó con un tímido movimiento de mano, para volver su mirada al par de lápidas y arregló el pasto que ya crecía a los alrededores. Suspiró poniendo su mano en las letras, para recordar la última imagen de esas sonrisas. Un beso en el mármol, tan frío y muerto como su corazón, y se retiró a su casa. Tenía algo que hacer.
𝖤L 𝖥𝖴𝖭𝖤𝖱𝖠𝖫
Uno a uno pasaba por los ataúdes sin decir nada. Algunos lloraban un poco y otros sólo parecían consternados. Pero Jacob no podía reconocer sus rostros.
ᅳLamento tu pérdida ᅳsusurró alguien a su lado. Jacob sólo murmuró un "gracias por venir” sin quitar los ojos de los ataúdes. Y así pasaron varias horas, con él murmurando lo mismo una y otra vez sin importar lo que le dijeran.
Gracias por venir. Gracias por venir. ¿Por qué vinieron? No lo sabía, no sabía quiénes eran todos ahí. Se acercó al ataúd pequeño y pasó la mano por el vidrio totalmente en silencio.
ᅳEstá en shock, es normal ᅳescuchó murmurar a alguien, por lo que se giró lentamente a mirar a aquella persona y fruncir el ceño. El tiempo pasaba tan lento y Jacob se sentía tan confundido que simplemente se salió y se quedó en la puerta hasta que alguien le insistió que volviera.
ᅳEl velorio está por terminar ᅳ. Fue lo último que escuchó antes de que la oscuridad le tomara por completo y se desvaneciera justo en ese momento.
𝖤L 𝖧𝖮𝖲𝖯𝖨𝖳𝖠𝖫
—¡Son 3, entraron en la noche! —gritaba desesperada a la enfermera, que tecleaba lo más rápido posible tratando de calmarla.
—S-señora. Los pacientes están en pronóstico reservado, no puedo decirle más. Tendrá que esperar.
—pero, ¿están vivos? —preguntó en un hilo de voz, mientras su esposo y su hijo venían corriendo hacia ella. La enfermera asintió con una pequeña sonrisa, mientras el mayor la tomaba en un abrazo y la llevaba hacia un pasillo en cuidados intensivos. Samuel la sentó en una silla y le dio un vaso de agua, mientras suspiraba mirando a su padre. Luego miró a su madre, que parecía más calmada, pero no se separaba de la camándula que siempre cargaba en el cuello y ahora estaba en sus manos.
Horas pasaron. Horas que se sentían años y que no hacían más que incrementar la angustia de toda la familia. Samuel, con lo que el doctor le había dicho horas antes, parecía aún más inquieto que todos allí sentados.
Al fin, a casi 36 horas de aquel terrible accidente, los familiares obtuvieron la primera respuesta. Evelyn BlackWater había entrado en coma después de la operación de emergencia. Se esperaba lo peor.
En secreto, aquella familia no podía hacer más que rogar que aquel no fuera el destino de su hijo y el miembro más pequeño de la familia. Una y otra vez se repetían que todo iba a estar bien. Una y otra vez se consolaban unos a otros casi en vano, porque las horas sólo empeoraban la esperanza.
Dos horas después de la madre se supo el destino de su hijo. Alekszander BlackWater había fallecido de un paro cardiorespiratorio fulminante.
Todo lo que se podía hacer por aquel niño, se había hecho.
El golpe fue directo al pecho de los tres. Era el más pequeño de la familia, el que todos habían esperado ansiosamente y que había dado una energía nueva a la familia. Y mientras Samuel llamaba a los suegros de su hermano, a 3 mil kilómetros de aquel hospital, para dar una de las peores noticias que se le puede dar a un par de padres, un rayo de luz alumbró en la familia.
El hermano gemelo, 5 minutos menor que el otro, había salido de la unidad de cuidados intensivos y ahora se encontraba en recuperación. Nada estaba escrito, pero parecía más cerca de ellos que de su esposa y su hijo.
Al volver de aquella desgarradora llamada, Samuel se tiró al piso desolado, mientras sus padres lo rodeaban tratando de animarle con las buenas nuevas.
—¡Ya basta! —murmuró entre aquel lamento agónico que tenía desde que había colgado el teléfono. — ¿qué le vamos a decir a Jacob cuando despierte, ah? ¿"¡Hola! Bienvenido de vuelta a la vida, nos alegra que volvieras con nosotros. Todo lo que conocías como tu vida se fue para siempre y nunca volverá, espero te acostumbres."?
Y Samuel tenía razón. Ya nada volvería a ser igual.
BITÁCORA INFERNAL
22-05-2023
Estaba en el baño ansioso por la llegada del dios. Se sentó frente al espejo con la pierna moviéndose rápidamente y su uña del dedo índice atrapada entre sus dientes.
Y al fin lo veía. Las luces se volvieron opacas y casi parecía que el sol se apagaba justo en su ventana.
Sonrió y volvió la vista a su reflejo, donde vió a su gemelo distorsionado mirándole.
—Bienvenido de vuelta al inframundo —susurró con una sonrisa cortés al joven, que emocionado se levantó y quitó la venda de su mano. —Todo tuyo... Amh, ahora tenemos un perrito, puede ser
Cerbero cuando estés afuera. Creí que te gustaría la sorpresa, Nerea lo arregló todo.
Su reflejo apenas asintió una vez mostrando que captaba el mensaje y abrió aquel portal oscuro a su lado que lo dejaría irse.
⎯Esperar a que Hades aparezca cada día se está haciendo una tortura. Y los últimos 15 minutos se pone peor, porque veo cómo corre cada segundo antes de que llegue.
Apenas atravieso, no te imaginas la felicidad que me da. Seré el único que se alegra de llegar al infierno y también el único que vuelve todo el tiempo.
❝Pero al fin estás aquí y eso es lo que importa. Aquí no sé cuánto pasa. A veces creo que han pasado 15 minutos desde que te fuiste o años. No lo sé, aquí no hay sol ni luna, es raro.❞
⎯Hasta yo lo siento y tengo un reloj cuando vuelvo.
❝Bueno, quiero saberlo todo. Dime, ¿qué me he perdido allá arriba?❞
⎯ ¿te acuerdas de la sirena que te conté? Somos buenos amigos ya, creo. Hoy me regaló un perrito, le puse justo como Aleks quería que nombráramos el suyo, ¿te acuerdas?
La mujer asintió tomando la mano del chico, pero su sonrisa se fue borrando y apretó el agarre.
❝ ¿Cómo era ese nombre? Aleks lo repetía una y otra vez... ❞
⎯T-Rex. ¿No te acuerdas? Siempre nos dijo que quería un perrito que fuera...
❝Dinosaurio, sí...❞ Rio divertida y cubrió su boca un poco. ❝Se escucha tan lejano ese recuerdo... Como si fuera un sueño❞
⎯Era mi sueño.
❝Era nuestro sueño.❞
⎯También... Pasó otra cosa mientras dormía.
❝ ¿Otra pesadilla? Cielo, te he dicho que no puedes comer y acostarte inmediatamente o vas a tener sueños locos❞
⎯No. Jeje. ¿Te acuerdas que te conté de Lía? Ella, pues... Se metió por mi ventana y se acostó a dormir conmigo.
❝ ¿A dormir? ¿Cómo que a dormir?❞
⎯No es lo que crees. Creo que su raza le hace sentir mucho frío y... ¿te molesta?
❝Te eligió a ti para dormir... Ja, qué considerada.❞ Pero aquel ceño fruncido se desdibujó al caer a la realidad. ❝Me... Me alegra saber que no estás solo, Jackie❞
⎯Te tengo a ti. Te tengo a ti y a Aleks justo aquí.
Y ella asintió en cuanto el niño se tiró a los brazos de su padre, pues sabía que la jornada de juegos había comenzado y no pararía hasta que el rey volviera.
07-06-2022
Otro día en el infierno era el paraíso para BlackWater. Apareció como siempre, mirando con cuidado todo a su alrededor. Aunque aquel lugar era intimidante, sabía que no era mucho lo que podía hacerse en contra de un vivo, aunque tampoco iba a confiarse demasiado.
A lo lejos, el cabello oscuro y rizado que tanto tiempo había acariciado se hizo presente, mientras le contaba una historia a su pequeña criatura.
— ¡Papá! — gritó el niño y salió corriendo a los brazos del mayor, que lo recibió sin dificultad y le hizo volar por los aires. Gritaba y reía, mientras la joven le miraba confundida.
— A ti también te extrañé. — murmuró al abrazarle por la cintura, para dejar un beso suave en los labios ajenos.
"Woah, vienes muy eufórico, cariño. Cuántemlo todo"
Pero no había nada que contar. Arriba se estaba sintiendo cada vez más solo y adolorido. Era, simple y llanamente, el hecho de poder escapar de sus problemas.
—Hades... Hades lo vio.
"¿qué?"
Señaló su cintura, para bajar al niño y hacer aparecer un pequeño balón. El niño salió corriendo y gritando por su papá, que le hacía pases suaves para que alcanzara a responderlos.
"No entiendo, Jackie. Y, por favor, explícate o me haré ideas erróneas que no te gustarán."
—El tatuaje, cielo.
Pero el rostro de la chica parecía aún confundido. —El tatuaje que me hice a los 16 porque estaba seguro que iba a entrar a la marina...
Y ahora el confundido era él. Desde que bajaba, cada vez tenía que explicar más y más cosas que eran obvias entre ellos.
"¿a la marina? Pero qué ideas tan locas dices, Jackie. No serías capaz de matar un mosquito ni aunque tu vida dependiera de ello"
Y aquello le hizo reír, lo que aligeró las dudas que se empezaban a reposar.
—Lo sé, y ahora soy consciente de ello. Lo que uno hace por la aprobación paternal... Además, ¿por qué diablos Samuel sí entró y yo no? No tiene el más mínimo sentido.
"Ay, amor. Seguro tu amigo tenía algunas cualidades que tú no..."
Jacob frunció el ceño, deteniendo la pelota y dejando al pequeño confundido. El niño corrió y se tomó de la mano del mayor, para luego abrazar las piernas de su mamá.
— ¿Amigo? No creo haberme referido a mi hermano así desde que teníamos 5.
"¿Tienes un hermano, papi? qué geniaaal, yo siempre quise un hermanito." Y ahora Jacob estaba completamente perdido.
—claro que lo tengo... Estuvo en la boda, Evey... Y venía a todos tus cumples, peque. ¿No se acuerdan de mi hermano... Que es literalmente igual a mí?
"¿Tengo dos papás? Aún más increíbleee" Gritó el niño, mientras la joven se acercaba al chico y le abrazaba por la cintura.
"Son cosas del tiempo aquí, Jackie. No tienes que preocuparte, bonito. Más bien cuéntame de tu día. Quiero saberlo todo de arriba."
13-06-2022
Aquel día, Hades llegó sintiendo una ansiedad diferente. Jacob estaba en el borde de la cama, mirando el suelo y devorando las uñas de su mano derecha. —Señor BlackWater.
— ¡Hades!... Señor Hades. —Gritó el otro exaltado, para recomponerse y mirarle casi de reojo.
— ¿interrumpo algo? —susurró el dios pasando de espejo en espejo mientras esperaba una respuesta. —Parece que ha visto un muerto, señor BalckWater.
—10 puntos por el ingenio. —respondió el otro con una risa débil, para negar y levantarse. —Cada vez que, amh, cambiemos... ¿Tengo que inevitablemente bajar?
Extrañado, el dios ladeó la cabeza casi como si no entendiera la pregunta, para volver la mirada hacia él.
—Además de que es el favor que debo a usted por el préstamo del recipient... De su cuerpo, —se corrigió rápidamente al recordar la molestia del humano la primera vez que lo dijo. —es imprescindible que su alma no esté aquí. ¿Algo pasó?
Jacob volvió al molesto y desagradable hábito de devorar sus uñas, para luego limpiar sus palmas en el pantalón y cruzó los brazos.
— ¿alguna vez le fue infiel a Perséfone, señor Hades?
El dios pareció haber recibido una bofetada cuando le oyó, para mirarle y negar más al hecho de responder que como respuesta.
—Yo, amh... —Recordaba a Mente, una de las pocas conquistas que había logrado distraerlo de su diosa. —No hablo de eso, lo lamento.
—No, yo lo lamento.
Fue imprudente... Soy demasiado imprudente últimamente.
Con un simple sonido, Hades llamó la atención del joven y confundido humano.
—No quiero ser impertinente, pero no tengo mucho tiempo.
Y con un ademán dándole la razón, Jacob respiró profundamente y cruzó el umbral, sintiendo el frío helado y mortal que tenía el inframundo. Se calentó las manos, a pesar de que aquel frío no pasaba de una simple percepción en su espíritu.
Y ahí estaba, tal como la primera vez que la vio. Caminaba al borde del río mientras el niño saltaba y jugueteaba tomado de su mano. Su cabello castaño, que había cortado unas semanas antes de llegar al inframundo, se mantenía exactamente como la última vez que la había visto, mientras que su cuerpo, ya pálido y delgado, le recordaba la triste realidad.
En un giro que hizo el chiquitín, un grito a su llamado y salió corriendo a sus brazos, para encaramarse en sus hombros con un abrazo lleno de alegría y entusiasmo. Jacob no dudó en responder de la misma forma, agachado para quedar a la altura de su niñito. Lo abrazó con tanta fuerza que casi sentía cómo se deshacía en aquel abrazo.
—Oh, vaya, ¿ya pasó otro día? qué rápido corre todo allá arriba. —murmuró la chica acercándose y acariciando el cabello del niño, a lo que Jacob la rodeó con su brazo libre y dejó un beso dulce en sus labios. Se sentía tan fría y lejana como realmente estaba.
—Día duro, entiendo. —respondió ella tomando al niño de los brazos del mayor y caminando de la mano hasta el borde del río Estigio. Al niño le propuso una ronda de hacer castillos de arena, lo que le hizo gritar y tirarse al piso para empezar su construcción.
Jacob no hablaba, se sentía tan mal consigo mismo que apenas y la podía mirar a los ojos.
—Bien, ya soy todo oídos. ¿Qué pasó, Jackie? —preguntó ella tomando la mejilla de su marido para verle, notando sus ojos cristalizados. Preocupada se fundió en un abrazo con él.
Y eso fue suficiente para que él se deshiciera en lágrimas, rodeándola y acariciándola justo como la última vez que la vio.
—Ya, ya... ¿qué pasó? ¿Qué tienes?— Preguntó ella separándose y limpiando las mejillas del hombre.
—... Perdóname, Evelyn —Susurró este tomando sus manos y dejando un beso en cada dorso. Ella negó.
—No... No hay nada que perdonar, Jackie. —Respondió en un hilo de voz, pues el miedo estaba en su garganta y no le permitía hablar.
—No, no es cierto. Lo arruiné, lo siento.
Y nuevamente la abrazó con fuerza.
—Ya estoy muy asustada, cariño. ¿Qué pasó? —Susurró ella separándose delicadamente, mirando sus ojos para asegurarse que la vida seguía en ellos. Sabiendo que aún era un vivo entre los muertos, Evelyn pudo respirar un poco más tranquila.
— ¡Mira, mami! —gritó el niño entre risas, a lo que ambos lo vitorearon por su construcción y, con mucho más entusiasmo y concentración, continuó en silencio.
—Yo... ¿Recuerdas a Nerea?
—Tu nueva amiga, la sirena, sí. ¿Cómo va todo? ¿Está bien?
Él asintió y puso su mano en sus ojos, claramente como un gesto de nerviosismo. —Yo... Amh... Yo estaba con ella en casa. Los malditos ataques están peor, ya no sé muy bien qué hacer... Y ella llegó en medio de uno de esos. Me ayudó a lidiar con ello, tratar de no perder el control totalmente y...
Evelyn mordía su labio con angustia. "Que no lo diga, que no lo diga", pensaba una y otra vez asintiendo a sus palabras. Jacob, sin la fuerza necesaria para seguir proyectándose en tan bellos ojos azules, se giró y miró la superficie de aquel lugar.
—Me sentía tan... Miserable. Estoy solo allá arriba, veo familias todos los días y —gruñó con una respiración entrecortada, para volver a mirarla. —Y cuando juré amarte hasta que la muerte nos separara no esperaba que fuera tan pronto. Y no tengo ni puta idea de qué hacer con mi vida ahora que mi alma está aquí abajo pero mi cuerpo sigue arriba.
Suspiró y volvió la mirada al piso. Ella tomó sus manos y acarició suavemente, tratando de aguantar las lágrimas que estaban por salir.
—La besé. Estaba tan harto de estar solo, de haber perdido tan abruptamente el calor humano que me prometieron hasta la eternidad. Y ella ha sido tan buena y tan... No pude evitarlo.
Me dejé llevar esa noche y...
Y sólo volvió a mirarla cuando la chica soltó sus manos. Evelyn aguantaba la respiración desde que había empezado a hablar, pero ahora no tenía fuerzas para exhalar. Negó dejando que las lágrimas corrieran, dando un paso atrás.
—Lo siento, ¡Lo siento, Evey! —Gritó el otro aferrándose a ella en un abrazo. Evelyn intentaba hablar, pero sólo pequeños sonidos escapaban mientras dejaba un río salir por cada ojo. Los cerró con fuerza y al fin logró exhalar, sabía que ese día llegaría. Mientras el chico repetía una y otra vez que le perdonara, ella le tomó por la nuca con cuidado y se separó, para llevar la mano a su mejilla y negar.
—Te... perdono —respondió en un hilo de voz y temblando.
—No...
Pero ella asintió, a pesar de que parar de llorar no parecía una opción. El niño corrió a su madre y le pidió alzarlo, pues no soportaba verla llorando Ella se abrazó a él y giró apartando la vista de él, que sólo la miraba como quien de un pecado grave es víctima.
—En serio lo hago, Jackie... —Respondió al fin, mientras el niño se removía en sus brazos, dejando besos en las mejillas de su madre y limpiando sus lágrimas.
—No lo digas... No lo digas sólo para que no...
—No lo hago, en serio. —Ella se giró y dejó un beso suave en la mejilla de su hijo para que se tranquilizara. Él se bajó y corrió donde su papá, que también lo alzó y se recostó su hombro poniendo su manita en el otro en forma de un abrazo a su muy infantil modo.
—No podría, Jackie... No puedo enojarme contigo por eso.
—Evelyn, por dios... Es la peor de las ofensas que podría hacerte...
La chica negó en cuanto él bajó la mirada. Levantó su mirada en cuanto se acercó a él, para sonreír casi como un gesto nervioso. —Jackie... Ya no tiene caso. —respondió nerviosa, para tomar la mano donde su marido aún mantenía el anillo de casados. Quitó la argolla de su dedo, para ella guardarlo en su bolsillo ante la mirada atónita de su marido. —Esto ya no significa nada.
—No digas eso, Evelyn. Significa todo, significa nosotros, familia...
Y ella negó tapando su boca, para evitar aquel gemido de dolor ante sus palabras. —Ya no hay nosotros, Jackie,
— ¡Lo juramos en el altar! —Respondió enojado, a lo que el niño cerró los ojos y se aferró a su padre.
—Tú lo dijiste, amor... Juramos hasta que la muerte nos separe...
—No lo digas —suplicó abrazando al niño y girándose para no verla. Ella le acarició la espalda y se recostó en el hombro libre del chico. Allí se quedaron en silencio un largo rato. Tan lago que el pequeño Aleks se quedó dormido en los brazos de su padre. Ambos, sentados al borde del río estigio, sabían lo que aquello significaba.
Al fin ella se levantó y peinó los cabellos masculinos, para dejar un beso en su mejilla y volver la mirada al frente.
—Me alegra saber que ya no estás solo, cariño.
Él bajó la mirada y negó. —Seguro me odia.
Ella le devolvió la mirada confundida. Él la miró y negó. —Le dije que eso había sido un error y...
—Eso fue estúpido.
—Lo sé, cállate. —Respondió al fin esbozando una sonrisa. Ella rio divertida y se arrodilló para poder recostarse en su hombro.
—Se lo dijiste por... ¿mí?
—Yo no he dejado de amarte, Evelyn. —Respondió acariciando el cabello de la frente del niño, que se veía tan tranquilo y relajado.
—Lo sé, Jackie... —Respondió ella volviendo a pasar los dedos por los cabellos del chico. Al fin su mano se deslizó desde su frente hasta su mejilla, para hacerle mirarla. —pero eventualmente dejarás de hacerlo. Y no te sientas culpable, ojitos de cachorrito suplicante, porque es algo que tienes que hacer. Tu vida tiene que seguir con los de arriba porque... Hades será muy misericordioso con nosotros, pero en algún momento tendremos que cruzar y...
La chica fue bajando la voz hasta enmudecer. Sabía que aquello era tan o más doloroso para él que para ella.
—No puedo simplemente... Fingir que nada pasó, Evey. Iniciar de nuevo pretendiendo...
—Y no te pido que hagas eso. Sólo... No la dejes ir por mí. Ya hiciste todos los sacrificios que tenías que hacer por mí. Incluso le vendiste tu alma al señor de la muerte por mí, ¿no crees que ya cumpliste?
Y la llegada de Hades se anunció en todo el lugar, señal de que ya debía irse. Cambiaron al niño a los brazos de la madre.
—No te olvidaré jamás... Jamás los olvidaré. —respondió con los segundos que quedaban.
—Y no espero que lo hagas, tontito. Sólo quiero que seas tan feliz como yo lo fui a tu lado.
Una sonrisa y un beso interrumpido le hicieron volver a la tierra, que se anunció con los ladridos de T-Rex en el piso de abajo.
—... Lo intentaré. —murmuró a la nada, sentándose en el piso mientras el perro lo lamía con alegría y saltaba por todo lado. Jacob apenas escondió la cabeza entre sus brazos, que abrazaban sus rodillas y se dejó llevar hasta que todo aquel mar de culpa salió gota a gota por sus ojos.
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